Los religiosos Rafael Reátiga, de 36 años, y Richard Píffano, de 37, pagaron 15 millones de pesos (unos 8.435 dólares) para que los mataran, explicó en entrevista telefónica con The Associated Press Maritza González, directora del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía y que lleva la investigación sobre la muerte de los dos curas.
Con base en pruebas científicas a los cadáveres se estableció que Reátiga era portador del virus del sida, precisó González.
Antes de contratar a los sicarios, según la Fiscalía, los dos curas fueron hasta una zona árida del departamento de Santander conocida como el cañón de Chicamocha. Según González, al parecer los dos hombres se iban a arrojar por un precipicio pero no fueron capaces de suicidarse.
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