La promocionada “novela” que se escribió esta semana a partir de la difusión de fotos de un obispo y una mujer en una playa de México en situaciones afectuosas llegó ayer a su fin.
Monseñor Fernando Bargalló –el gran protagonista– admitió ante todos los sacerdotes de su diócesis Merlo-Moreno, a quienes convocó especialmente, el romance con la mujer y les comunicó su decisión de renunciar a su cargo. Luego, raudo, Bargalló partió hacia la Nunciatura Apostólica (embajada del Vaticano) de la Ciudad de Buenos Aires, con la renuncia en su bolsillo.
Atrás quedaban días agitados después de que el martes un canal de noticias puso en el aire unas fotos donde Bargalló, entre otras imágenes, aparecía abrazado con una mujer en el mar, junto a un hotel de Puerto Vallarta.
Las fotos, que llegaron anónimamente al canal, fueron inicialmente desconocidas por el obispo. Pero horas después admitió la autenticidad de las mismas, si bien negó que se tratara de un romance. “Es una amiga de la infancia”, dijo, y agregó que las “ambiguas” fotos “se explican en el marco de una larga amistad”.
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